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Acercándome a la jubilación la Liga me entrega tranquilidad

Edgardo Araya:

Mi relación con la Liga Chilena contra la Epilepsia es de hace 30 años. Llegué ya adulto, a los 35 años, a comprar medicamentos y atenderme con sus especialistas. Mi epilepsia me la diagnosticaron cuando tenía 19 años y la verdad es que nunca ha sido un tema en mi vida. Afortunadamente he podido manejar mi enfermedad lo más normalmente posible y siempre he pensado que es una patología igual que cualquier otra. Ahora bien, es necesario tener algunas consideraciones como ser bien estrictos en el tratamiento para que las crisis sean menos frecuentes.

La primera vez que tuve una crisis fue en la calle. Producto de ella me caí y me hice un corte en la cara, esa fue la primera señal de que algo me pasaba. A partir de ello, mis papás fueron muy sobreprotectores conmigo, incluso a veces hacían diferencias conmigo en relación con mis hermanos, pero, en la medida que fue pasando el tiempo comprendieron que tenían que ver la epilepsia tal como la veía yo. Esta forma de ver la vida y positivismo hizo que pudiera desarrollarme como profesional y trabajar por más de 30 años como administrativo, en el área de finanzas, del Hospital San Juan de Dios.

Me siento muy orgulloso de ser funcionario público ya que esta actividad me ha permitido hablar libremente de la epilepsia entre los pacientes que atiendo y mis compañeros de trabajo. He podido devolver la mano por todo lo que me ha ofrecido la Liga durante estos años, entregando información y aconsejando a quienes pasan por alguna situación parecida a la vivida por mi.

El próximo año jubilo, y espero ser mucho más activo en la Liga participando de los talleres y actividades que realizan durante el año. Gracias a que los medicamentos en la Liga son más económicos y que existe un apoyo social importante, siento que mi jubilación no va a ser un problema para dar continuidad a mi tratamiento, que es de por vida. La Liga también entrega a todos quienes estamos en este período de la vida la tranquilidad de continuar con nuestro tratamiento. No todos los enfermos tienen la posibilidad de tener una Institución tan organizada y preocupada de sus pacientes y eso se agradece.

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