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Cirugía de epilepsia:
la clave está en el origen

Si bien no todas las epilepsias son operables, para los neurocirujanos especialistas la clave es encontrar el área donde se originan las crisis en el cerebro, para entonces evaluar si es posible recurrir a la cirugía como opción de tratamiento.

“Siento que esta operación salvó mi vida”. Es la frase con la que Esteban Ramírez (26) resume lo que significó para él someterse a una cirugía de epilepsia. Tenía 18 años y una vida sin mayores perspectivas, recuerda. Las crisis no lo dejaban vivir ni desarrollarse como persona. “Luego de la operación fue como despertar después de haber estado en coma”, reflexiona.

Con una epilepsia de nacimiento, las crisis de Esteban se agudizaron cuando estaba en 4to básico. “Los medicamentos no me hacían mucho efecto, tenía malas notas porque no podía concentrarme, sufrí bullying y tuve que cambiarme de colegio, pero siempre pensamos que algún día la epilepsia pasaría, pero eso no fue así”, explica.

Entonces, en 2013 y con 17 años, ocurrió uno de esos momentos en la vida de las personas que marcan el destino. Sus papás decidieron cambiar de neurólogo a uno que atendía en la Clínica de la Universidad Católica en Santiago. Fue ahí cuando -por primera vez- escucharon la posibilidad de intentar algo más: una cirugía que buscaría la solución en la raíz del problema, directamente en su cerebro.

Pero ¿qué es la cirugía de epilepsia? ¿por qué nadie les había contado que existía ese tratamiento? ¿qué posibilidades de éxito hay? ¿cuáles son los riesgos? Son las preguntas que Esteban y sus padres se hicieron y que, por cierto, muchas personas con epilepsia también se hacen. Bueno, aquí van algunas respuestas y definiciones muy necesarias sobre este importante tema.

El Origen
En palabras simples, la cirugía de epilepsia es un procedimiento quirúrgico realizado por un neurocirujano que tiene por objetivo resecar (sacar) o desconectar la zona del cerebro que está produciendo las crisis epilépticas, permitiendo la libertad de crisis o una disminución significativa de ellas.

Entonces, y como primer paso para evaluar la posibilidad de una operación, será de suma importancia encontrar el origen de la epilepsia. Afortunadamente, hoy la tecnología ha avanzado bastante en este aspecto, especialmente a través de la resonancia nuclear magnética y el electroencefalograma con monitoreo de video.

La clave es siempre tratar de encontrar el origen de la epilepsia para ver si es operable, porque es la causa la que te da el pronóstico”, explica el Dr. Manuel Campos, director del Centro Avanzado de Epilepsia de la Clínica Las Condes y ex Director de la Liga Chilena contra la Epilepsia.

¿Quiénes pueden operarse?
Existe consenso a nivel internacional en que la cirugía de epilepsia es actualmente una indicación terapéutica subutilizada. Y hay varias razones que explican esto.

Por una parte, los criterios antiguos utilizados por los neurólogos solo dejaban eventualmente esta opción para pacientes que seguían teniendo crisis pese a tomar dos fármacos antiepilépticos de primera línea. Hoy esto cambió y así lo aclara el Dr. Campos.

«La cirugía de epilepsia, hoy por hoy, se realiza en todo paciente que tenga epilepsia, aunque esté bien controlado con 1 o 2 fármacos, que tiene una lesión cerebral estructural bien definida y delimitada y ojalá ubicada en una parte del cerebro que no sea funcionalmente importante”, recalca el neurocirujano.

Desafortunadamente, este nuevo concepto no ha sido lo suficientemente difundido entre la comunidad médica, por lo que muchas epilepsias operables continúan siendo tratadas con fármacos sin siquiera ser evaluadas.

Así lo plantea el Dr. Christian Cantillano, jefe del Centro Nacional de Cirugía en Epilepsia del Hospital Sótero del Río y neurocirujano encargado de operar a Esteban. “El tema del retraso que hay para que un paciente llegue a cirugía de epilepsia ocurre en todo el mundo y tiene que ver, por una parte, con el desconocimiento de la población y/o de los mismos doctores sobre la existencia o factibilidad de esta alternativa quirúrgica”, señala.

A su juicio, “todo paciente con epilepsia refractaria debería evaluar la posibilidad de someterse a una cirugía de epilepsia y lo que la gente no sabe es que esta es una prestación que sí se realiza en el sector público, que se hace bien y es gratis”, agrega el Dr. Cantillano.

Otra barrera importante para que la cirugía de epilepsia no tenga la accesibilidad que se requiere tiene que ver con el “miedo” que aún persiste en los pacientes y sus familias, al enfrentarse con escasa información fidedigna y actualizada al tema de una operación al cerebro. Si bien antes (hace un par de décadas) los pacientes entraban al quirófano con la expectativa de “sobrevivir” a la operación, en la actualidad la neurocirugía ha tenido grandes avances, tanto en lo tecnológico como en los conocimientos de los equipos médicos, lo que ha bajado las tasas de mortalidad o secuelas ostensiblemente.

Y como tercer factor, está el alto costo, la poca disponibilidad de centros de epilepsia y de pabellón donde realizar esta cirugía, junto con la escasez de neurocirujanos especializados.

Dr. Christian Cantillano

Tipos de Cirugía
Existen varios tipos de cirugía de epilepsia y la decisión del equipo médico sobre cuál es la más adecuada en cada paciente dependerá de caso a caso. No obstante, el procedimiento a utilizar estará directamente relacionado con el lugar donde esté ubicado el foco epiléptico en el cerebro y su causa.

Si bien existen diversas técnicas quirúrgicas, se pueden dividir en dos grandes tipos: las cirugías curativas y las cirugías paliativas. Las primeras, como lo dice su nombre, tienen como principal objetivo curar al paciente de la epilepsia que lo afecta, dejándolo libre de crisis. En estos casos, la técnica utilizada es la de resecar (extirpar) la zona del cerebro donde está ubicado el foco de las crisis, siempre intentando preservar la mayor cantidad de cerebro sano y evitar dejar secuelas neurológicas.
En tanto, las del tipo paliativa buscan disminuir las crisis y mejorar ostensiblemente la calidad de vida del paciente.

“Por ejemplo, si hay un lugar del cerebro que está generando crisis epilépticas y no es posible sacarlo, lo que se puede hacer es “desconectar” esa parte del resto, lo que evita que la crisis se propague al sector ‘sano’. Esto permite a la larga que ese cerebro sano no se enferme también de epilepsia. Son las llamadas cirugías desconectivas, como la hemisferectomía, callosotomía o lobectomía”, explica el Dr. Cantillano.

Independiente del tipo de cirugía, el éxito de la intervención estará directamente relacionado al tipo de lesión que se tenga en el cerebro y al tiempo que lleve el paciente con epilepsia.

Así lo detalla el Dr. Manuel Campos: “ojalá el paciente adulto lleve menos de 10 años con epilepsia al momento de la operación y en los niños, lo ideal es que se operen antes de los 6 años de vida y en realidad lo antes posible, porque el cerebro de un niño está en pleno desarrollo y las descargas epilépticas continuas que generan las crisis van frenando este desarrollo cerebral normal, entonces es necesario operar lo más precozmente posible y así evitar daños permanentes”.

Esteban Ramírez

Libertad de Crisis
Como hemos visto hasta aquí, alcanzar la libertad de crisis es una posibilidad que hoy la cirugía de epilepsia puede ofrecer. El punto central, según explican los especialistas, es llegar a explorar dicha posibilidad. Es el caso de Renata Tapia (16), paciente del Servicio Médico de la Liga, con epilepsia desde los 2 años y cuyas crisis fueron incrementándose con el tiempo, en frecuencia e intensidad.

“Renata tenía 3 tipos de crisis: tonico-clónicas generalizadas, de ausencia y alucinaciones, además de serios problemas con la memoria de corto plazo, se le olvidaba todo de inmediato”, cuenta su mamá, Loreto Lepin.

Su caso fue analizado en el marco del Programa de Cirugía de Epilepsia de nuestra institución y se le propuso a la familia que el Dr. Campos realizara la operación. Renata tenía entonces 13 años.

“El doctor nos explicó detalladamente de que se trataría la cirugía, los riesgos y eventuales secuelas con las que podría quedar Renata, como problemas en el habla o movilidad reducida en lado izquierdo de su cuerpo. Y también nos adelantó que había un 80% de probabilidad de que la operación resultara exitosa. Así que estábamos bien claros a lo que íbamos”, recuerda Loreto.

Finalmente, ese 80% se superó con creces, ya que tras la operación, Renata nunca más tuvo una crisis epiléptica y tampoco quedó con secuelas, al contrario, luego de tres años ya ha recuperado funciones esenciales como la memoria de corto plazo.

“Renata pudo retomar su vida de adolescente, ahora sale sin temor, está haciendo deporte, está viviendo su vida de acuerdo a la etapa que le corresponde, como cualquier persona”, explica feliz su mamá.

Para Esteban, la historia es parecida. Las puertas que le abrió someterse a este tratamiento quirúrgico también significó un cambio radical en su calidad de vida. “Antes me daba miedo ir a la esquina y gracias a la operación comencé a salir solo, a tener independencia, pude entrar a la universidad y sacar la carrera de Periodismo, también tuve mi primera polola, ir a conciertos masivos y viajar”, cuenta.

Cirugía de Alto Impacto Social

Un concepto que los especialistas en este tipo de cirugía creen que es importante difundir es la dimensión del impacto positivo que provoca en la sociedad operar a un paciente con epilepsia.
“Es una de las cirugías que tiene más impacto en la sociedad, porque la persona pasa de un día a otro a poder realizar todas las actividades que antes no podía: estudiar, trabajar, tener vida social”, señala el Dr. Cantillano.

En el mismo sentido, el Dr. Campos dice que siempre le recalca a sus pacientes que esta operación no es solamente para quedar libre de crisis, sino que lo importante es que ahora tendrán la posibilidad de mejorar su calidad de vida y desarrollarse como cualquier otra persona.

“Lo más importante a mi modo de ver no es que el paciente quede sin crisis tras la operación, sino que pueda retomar su vida, para que vuelva a trabajar o tenga pareja, para que vaya al colegio solo si es un niño, para que puedan hacer una vida normal. Por lo tanto, la cirugía de epilepsia va más mucho más allá del acto quirúrgico”, concluye el neurocirujano.

Dr. Manuel Campos

Apoyo psicológico

Un aspecto importante a considerar será tratar adecuadamente el impacto psicológico de una cirugía de estas características. Así lo explica la neuropsicóloga del Servicio Médico de la Liga, Helga Welzel: “es relevante abordar la adaptación a los cambios que se producirán en la vida de los pacientes y de su entorno, acompañándolos en esta transición. Además, que el tratamiento exitoso de las alteraciones psicológicas, optimiza los beneficios que ofrece la cirugía de la epilepsia, respecto a las crisis y a la calidad de vida”.

“Se debe tener en cuenta que la cirugía es una etapa en el proceso, no el final del tratamiento, por lo que el apoyo e intervención a largo plazo del paciente y su familia es muy importante”, agrega.


¿Dónde se realiza la cirugía de epilepsia?
Salud Pública
Instituto de Neurocirugía Dr. Asenjo – Santiago
Complejo Asistencial Dr. Sótero del Río – Santiago
Hospital San Pablo – Coquimbo
Hospital Carlos van Buren – Valparaíso
Hospital Dr. Guillermo Grant – Concepción
Hospital Eduardo Schütz Schroeder – Puerto Montt (en proceso)

Salud Privada
Clínica Dávila
Hospital Clínico UC-Christus
Clínica Las Condes


El Programa de Cirugía de la Liga funciona desde 2001 y a la fecha se han operado 116 pacientes en distintos recintos hospitalarios y clínicas, trabajando en conjunto con el Hospital Clínico UC, Clínica Alemanda, Clínica Las Condes, Instituto de Neurocirugía y Hospital Sótero del Río.