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“Estudia el pasado si quieres pronosticar el futuro”

DR. JORGE FÖRSTER
EDITOR

Este año celebramos 70 años de trayectoria de la Liga Chilena contra la Epilepsia.

Al evaluar el recorrido de nuestra institución en el servicio a la comunidad, es necesario mirar hacia atrás y analizar aquellas características que la han mantenido vigente y han permitido su continuo crecimiento y desarrollo. 

Un elemento básico es que compartimos una misión que nos ha impulsado permanentemente a mejorar la calidad de vida de las personas con epilepsia y su entorno. Y para desarrollar esta tarea con éxito se requiere, entre otras cosas, compartir valores y tener una mística. 

Los valores son claves en una institución de servicio y actúan como el marco ético en el desarrollo de sus actividades. Los nuestros incluyen confianza, solidaridad, experiencia, trabajo en equipo, respeto y empatía, junto con un real compromiso con la educación y la defensa permanente de las personas con epilepsia. 

En tanto, entendemos la mística como la necesidad de que todos los integrantes de nuestra institución tengan siempre en mente la misión que nos convoca. Es preciso, entonces, que el grupo logre una conexión emocional vigorosa que permita un esfuerzo sostenido para alcanzar la excelencia en sus labores diarias. 

Esta mística, respaldada por los valores, debe impulsar la creatividad, que ha sido clave en la vida de nuestra institución. En estos 70 años hemos tenido una tremenda fortaleza: contar con un fiel voluntariado que permanentemente ha prestado un servicio desinteresado a la comunidad y que ha enfrentado el desafío de adecuar su función a los necesarios cambios que determina el crecimiento. 

Para seguir avanzando es necesario continuar innovando, buscando alternativas distintas, con una mente abierta para aceptar y respetar diversas opiniones, sin renunciar al marco ético fuerte y explícito que nos guía. 

Necesitamos pensar en el futuro y en cómo el desarrollo de nuevas tecnologías cambiará nuestra sociedad y, por lo tanto, nuestro quehacer y nuestras propias vidas. Ese es el gran desafío para los años venideros. Necesitamos vivir de la imaginación y no sólo de la memoria. Se hace necesario recordar que el obstáculo mayor para el descubrimiento de nuevas estrategias no es la ignorancia, sino que la ilusión de lo que creemos conocer.

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