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Editorial Andares 2024

“Parece que las sociedades necesitan tener una enfermedad que se identifique con el mal y produzca  culpa a su ‘víctimas’… cualquiera enfermedad que  sea tratada con suficiente misterio y miedo”.
Susan Sontag (1933 – 2004)
                         

El tratamiento integral de la epilepsia va más allá de las crisis epilépticas. Para ser efectivo requiere de una identificación correcta de las crisis epilépticas, de una clasificación adecuada del tipo de epilepsia y sus crisis, de la elección personalizada del fármaco anticrisis adecuado para cada pacientede la elección individualizada para cada paciente del fármaco anticrisis, del apropiado manejo adecuado de los factores ambientales que actúan favoreciendo la presentación de las crisis, del automanejo que realiza tiene el paciente y su familia y cuidadores y finalmente , pero, además, como un elemento clave, está la detección dirigida y diagnóstico oportuno de las comorbilidades.

Si bien la epilepsia categóricamente no es una enfermedad mental, algunas condiciones asociadas a ella, las comorbilidades, especialmente en salud mental, son las que más impactan negativamente en la calidad de vida de las personas con esta enfermedad. A nivel de  En los niños, las más comunes son el déficit atencional y las dificultades de aprendizaje; mientras que en, y en adolescentes y adultos son los trastornos de ansiedad y la depresión.

Estas condiciones determinan un doble estigma social para la persona, el de la epilepsia y el de la enfermedad mental. Todas las sociedadesA lo largo de la historia se han estigmatizado tanto a la epilepsia como a las enfermedades mentales, rotulando a estas personas tempranamente en la historia de la humanidad, como poseídas por espíritus malignos o pagando culpas y pecados cometidos por ellos o sus familias, describiéndolos como peligrosos y que deben ser aislados socialmente y evitados por sus conductas impredecibles. Las consecuencias de este doble estigma son el aislamiento, la baja autoestima,y el deterioro de la salud por falta de apoyo y de un diagnóstico y tratamiento oportunos.

Dada la importancia de la salud mental en relación con la epilepsia, y la necesidad de combatir mitos y falsas creencias, hemos escogido este tema como el principal para el presente número de nuestra revista.

Muchas personas con enfermedades mentales se sienten avergonzadas por tenerlas su situación,  mientras la sociedad y el público general piensa puede pensar que ellas no se esfuerzan por mejorar. Estas circunstancias suelen o siempre retrasar la consulta médica o especializada, ya que se tiende a ocultar por la tendencia a ocultar y no comunicar oportunamente los síntomas, . Este ocultamientolo que mantiene y consolida el estigma.

Por este motivo es necesario visibilizar este tema, y esto se logra hablando abiertamente acerca de él, educando a toda la comunidad, pero especialmente a las personas con epilepsia y sus cercanos para que elijan el empoderamiento en lugar de la vergüenza, transformándose en agentes de cambio y promotores de la educación y empatía de la sociedad.