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¿Cómo identificar las crisis de ausencia?

Las crisis de ausencia de la niñez son crisis generalizadas (afecta simultáneamente a los dos hemisferios cerebrales) y se manifiestan por episodios breves, de 5 a 20 segundos, en los que el niño o niña se desconecta del entorno e interrumpe súbitamente lo que está haciendo, fija la mirada y no responde a estímulos, pudiendo observarse algunos movimientos sutiles tales como parpadeo rápido, leve cabeceo o pequeños movimientos de las manos. Tras el episodio, reanuda la actividad sin recordar lo sucedido

Suelen ocurrir con mayor frecuencia entre los 4 y 12 años y a menudo se confunden con distracción o ensimismamiento. Pueden afectar el rendimiento escolar y la interacción social, ya que suelen ocurrir muchas veces al día.Por otro lado, las “crisis de ausencia” que relatan los adultos, no corresponden a este tipo de manifestación. Son crisis de desconexión de mayor duración, con episodios poco frecuentes, asociadas a automatismos (tragar saliva, movimientos de las manos como abotonarse o arreglarse la ropa, por ejemplo) y están clasificadas como crisis de inicio focal, con compromiso de conciencia.